Analizamos los efectos sobre la salud de vivir con madera; increíble

 

Hace unos días publicamos un artículo en el que estudiábamos junto a dos psicólogas el efecto de vivir con madera en la salud mental. Hoy analizamos el efecto de vivir en una construcción con madera sobre nuestra salud general.

No todos los materiales naturales son saludables ni los provenientes de transformados y avances tecnológicos perjudiciales. Algunos materiales naturales, como los pétreos, contienen bajos contenidos en radiactividad, destacando el granito, con una suma de 3.6 a 4.2 microR/Hr. En la naturaleza los elementos producen dicha radiactividad en mayor o menor medida, pues, se produce con la inestabilidad de las moléculas que lo componen. El daño al ser humano depende de la dosis o radiación al que está expuesto, pudiendo afectar a células, tejidos u órganos, teniendo que estudiar en cada caso el elemento de construcción a utilizar, sobretodo en los elementos más abundantes o que nos envuelven.

La madera es un material de nula radiactividad ambiental y no produce alteraciones físicas ni psicológicas en el ser humano. Pero aún hay otros beneficios menos conocidos:

Posee una composición porosa, con una formación de entramados longitudinales en forma de fibras unidas, que van creciendo en forma de anillos a lo largo de su estructura longitudinal. Ésto, favorece una ventilación intersticial de las estancias, ya que debido a su porosidad, evita aglomeraciones de gas radón y COV en las viviendas, elementos perjudiciales para las personas. Y funcionando de forma higroscópica para la atenuación de la humedad de ambiente.

Y su comportamiento mejora inclusive dado su funcionamiento como barrera ante los cambios electromagnéticos estáticos de los hogares. Actualmente, nos envolvemos de infinidad de elementos tecnológicos que producen campos electromagnéticos estáticos. Son áreas de energía que rodean los aparatos eléctricos y se originan por el movimiento de cargas eléctricas. La madera, debido a su baja conductividad térmica, apantalla de forma natural la generación de campos electromagnéticos estáticos en las edificaciones, favoreciendo la salud de sus ocupantes y siendo idónea en zonas de descanso o de gran tiempo de permanencia de las personas.

Los humanos tendemos a construir y habitar espacios para protegernos del exterior, sin darnos cuenta en la mayoría de los casos, que el interior puede ser más tóxico que aquello de lo que nos protegemos si no cuidamos la construcción. Una construcción segura no es sólo aquella que no se cae, si no también, la que nos evita problemas futuros o nos garantiza un ambiente sano. Actualmente, a éste tipo de proyectos se denominan bioconstrucción, y las materias que abarcan son mucho más amplias.

 

Por: Beatriz Segura Plaza

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