¿La madera está de moda?

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Las modas: Aquello que empieza por algo novedoso e impactante y que tras varios años se vuelve cotidiano, siendo motivo de admiración y copia por la sociedad, o según la RAE: Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país.

¿Se está volviendo a poner de moda el uso de la madera?

No lo creo así, la madera tuvo «su moda» cuando era necesaria para la construcción, cuando la sociedad no entendía más que cuestiones básicas de supervivencia y necesidades de cobijo. Aquella época en donde los arquitectos exploraban las propiedades físicas de aquellos materiales que tenían a mano, donde se descubrieron las grandes posibilidades de luces, formaciones de cúpulas, o de grandes ornamentos utilizando la misma base, el mismo material, aquello que utilizaban ricos y pobres… la madera.

El hormigón y el acero han tenido una época de gran esplendor arquitectónico tras su desarrollo actual, han sido materiales muy resistentes que han ligado la arquitectura a la tan preciada idea humana de lo eterno, de la huella en la tierra, de aquello que permitirá nuestro recuerdo una vez que no estemos, el hito arquitectónico por el cual se recordarán a grandes y pésimos arquitectos. Se han creado grandes obras con ellos, y hay que agradecer a su utilización la posibilidad de haber construido espacios inimaginables para la sociedad, que tan sólo algunas mentes previlegiadas podían soñar y construir.

Pero éstos materiales también han tenido tiempo de fracasar, de mostrar las arrugas en su piel al igual que en su día lo hizo la madera. Han pasado de ser la panacea ligada a lo divino, a ser un material de construcción más, rigidizado por una norma estructural y limitado por las leyes físicas que nos afectan a todos. Pero no creo que hayan perdido su pódium, siguen ahí como cabeza de carrera en un situación favorable tanto por las empresas, como por los deseos de la sociedad. Sus debilidades se han aceptado, se han normalizado, y las problemáticas resueltas con la incorporación de «materiales amigos» que solucionan las patologías.

Lo que sí creo que ha cambiado es un segmento de la sociedad, que tras una dura crisis, ha abandonado la idea de la inmortalidad, porque el vivir día a día, ya es suficientemente laborioso como para pensar en la eternidad. Una sociedad que ha visto como en muy pocos años hemos destruido medio planeta, una sociedad envuelta en tecnología que multiplica las relaciones sociales pero no cura el cáncer, una sociedad enferma de relaciones humanas y que se cobija bajo la imagen de un perfil. Los niños no corren por las calles, el agua no se puede beber directamente del grifo, no se pasea bajo la lluvia y se añora el olor a tierra mojada. El aire ya no circula limpio, y el móvil tiene la mala sombra de no saber limpiar los pulmones. Una sociedad que necesita de escapadas de «campo» para respirar, de materiales nobles para vivir, y empieza a percibir la necesidad de cuidar su salud también en su hogar.

La madera no regresa como una moda, si no como una necesidad, como aquel material capaz de cobijarnos del exterior, de protegernos de la atmósfera, de cuidarnos en nuestro habitar. Simplemente han cambiado los agentes, y la necesidad de vivir un poco mejor nos ha hecho recuperarla en algunos pequeños sectores más sensibles. El material «madre» que viene cuando se le necesita.

Lo bueno, es que en éstos años en la sombra, no ha decaído la investigación en su desarrollo, y ahora llega con más fuerza, con más posibilidades, más fuerte y resistente, y más adaptada a la sociedad de hoy en día.

Hay algunos que tenemos otro motivo más, y es la necesidad de respetar el mundo en el que vivimos y la de evitar, en cuanto esté de nuestra mano la destrucción de canteras, el agotamiento de recursos minerales y la utilización gestionada de los residuos renovables. Pero eso aún se denominan «locos» y por desgracia no están -de moda- en la sociedad actual.

Por: Beatriz Segura, Habitarte arquitectos.

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